Carta sin título
Mi estimado amigo,Me alegra concordar contigo en varios aspectos, la libertad de expresión es un legado de la democracia en pañales que empezó a dar sus primeros pasos en el sexenio de Zedillo, algo verdaderamente imprescindible para gente nacionalista como tú y como yo que ansiamos que nuestro país salga del atolladero.
Por otra parte, la apertura a las ideas afines tanto como a las contrarias es fundamental para el análisis de la realidad, apoyándonos primordialmente en la historia (antigua y reciente) y los datos. La objetividad en la lectura de la información es el valor principal para esta actividad. En ese sentido te recomiendo como amigo que no te afilies a partido alguno, ya que eso terminará por reducir tu opinión analítica a la de un vocero político (para mejor entendimiento observemos el caso tanto de Jesús Ortega y Cesar Nava, así como el de cualquier miembro de ambos partidos, para ellos no existe mas que su realidad).
La polarización con la que pretenden enfrentarnos los partidos es su principal arma para que “justifiquemos” sus malas acciones “en defensa de la democracia” y así no les reprochemos. No nos dejemos envolver por el discurso de la “violencia pacífica” de unos ni por el “pacifismo violento” de los otros. No estamos en un comic donde la lucha se da entre los buenos y los malos. En todos los partidos existen o han existido personajes que incluso avergüenzan a sus compañeros por sus acciones que van desde lo inverosímil (ej: Salgado Macedonio del PRD o “Pancho Cachondo” del PAN) hasta lo reprobable como la corrupción.
La posibilidad de un fraude electoral es algo que nos debe preocupar a todos; a unos parece que los alegraría pues les daría la razón mientras que a los otros les preocupa más que se desvirtuaría al árbitro (IFE). Sin embargo, existen elementos reales que fincan dudas razonables sobre el proceso electoral y precisamente ayer en el Club de Periodistas se reunieron científicos (sin filiación política) de diversos institutos de investigación de la UNAM (la cobertura de los medios ha sido corta, ya que han preferido enfocarse en “el chisme de lavadero”) y explicaron los puntos más importantes de sus conclusiones, por las que proponen el conteo voto por voto, entre otras cosas (puedes leer la nota completa en http://www.jornada.unam.mx/2006/07/27/014n2pol.php).
Me parece interesante compartir también contigo una encuesta publicada por El Universal (http://www.eluniversal.com.mx/paginas/encuesta.html
) en la que podemos encontrar datos muy interesantes al respecto:
Si la elección se volviera a realizar Calderón ganaría con margen similar al del resultado del IFE, sin embargo el 48% de los ciudadanos apoyan el recuento de los votos, y 42% (porcentaje mayoritario) está de acuerdo con la impugnación presentada por el PRD. Esto debemos traducirlo en que la mayor parte de la gente necesita certeza, no sólo los simpatizantes del PRD, por lo que no existe razón lógica para oponerse al recuento de los votos y, por el contrario, el IFE podría salir tan fortalecido como lo necesitamos.
Quizá simpaticemos más con las ideas de uno u otro, pero política y estratégicamente ambos y sus cercanos cometieron errores que esperemos les hayan dejado el aprendizaje suficiente para construir un país que cada día sea menos corrupto, aunque su motivante en inicio sea más el miedo a ser descubiertos que la honestidad (si dudas que también existe corrupción dentro del equipo de Calderón te recomiendo leer “Las Manos Sucias del PAN” de José Reveles, Premio Nacional de Periodismo 2001, una reseña la puedes leer en http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=71588).
Finalmente, la voluntad legitimizada del pueblo deberá respetarse aunque sea por una mínima diferencia y aunque sea contraria a la nuestra. Si la decisión tomada en las elecciones resulta un “peligro” tendremos que asumir las consecuencias cómo parte de este país. Aunque seamos simpatizantes del nuevo presidente, sea quien sea, de igual manera deberemos criticarle y exigirle, a pesar de que con este clima tan disgregante se nos tome por traidores. Nuestro único partido debe ser México, con sus diferentes tonos y matices.
Te envío un saludo y un caluroso abrazo, será interesante seguir compartiendo este tipo de comunicación abierta y sustentada que nos permita seguir ampliando la visión de este y otros aspectos.