Siempre será bueno tener amigos que traspasen las fronteras tangibles con los que se pueda pasear a través del camino impredescible del pensamiento.

miércoles, noviembre 30, 2005

Sueño recurrente

Cuando hablamos de sueños que se repiten una y otra vez en la vida de un niño, generalmente pensamos en monstruos, fantasmas, accidentes, o en general, hechos trágicos. Sin embargo, ese no es mi caso.

Desde hace varios años tengo un sueño nocturno recurrente, no puedo decir que a diario, pero si relativamente constante. La manera en que se desenvolvía es bastante trivial pero ayer que se desarrolló de manera diferente fue que encontré el significado de varios de sus elementos, quizá alguien más pueda ayudarme a entenderlo mejor y, de rebote, entenderme mejor.

En el sueño citado (el recurrente) siempre hay un partido de futbol que se desarrolla en mi escuela de la infancia. Yo siempre estoy de delantero, esperando un buen pase para anotar. Los jugadores no tienen importancia de manera individual, ya que a veces cambian entre un sueño y otro, sin embargo, existe la peculiaridad de que todos son compañeros míos de la primaria, y la secundaria ya que cursé ambas en la misma escuela, igual que varios de mis amigos. En dicha escuela había dos canchas de futbol, ambas de medidas menores a las oficiales, pero una menor que la otra, y en mis sueños he ocupado las dos, al parecer sin diferencia. El marcador final del partido nunca lo conozco, ya que nunca se lleva el conteo de los goles, además que nunca llego al final del partido porque siempre hay algo que me despierta antes. Y haciendo memoria, tampoco he visto cómo inicia el juego.

Todo acontece de manera "normal", salvo dos detalles que creo importante destacar: 1) a pesar de estar jugando con mis antiguos amigos siempre estoy consciente de que esa etapa de mi vida ya pasó y que yo me encuentro en otra posterior; 2) este detalle es al que hay que dar más énfasis: llega un momento en que siento como si mis piernas no reaccionaran, siento pesadés en el cuerpo y me cuesta trabajo mantenerme en pie, por lo que mis intentos para pegarle al balón los realizo gateando o arrastrándome, hecho que me angustia mucho, pero a pesar de eso en algunas ocasiones logro anotar gol.

La diferencia del sueño de anoche respecto a los anteriores, es que el segundo punto no se dió, es decir, esa lucha sin sentido debido a la incapacidad casi total de caminar no se presentó. Me sentía fuerte y podía correr lleno de energía. Hubo varios goles de ambos equipos y recuerdo que me divertía bastante.

Esta mañana, al despertar, después de haber meditado un poco al respecto creo haber entendido, un poco por lo menos, varios "porqués" de esos sueños. Me levante decidido a enfrentarlo y es por eso que lo escribo.

Mi padre es un gran aficionado (mi madre dice que apasionado) del futbol, desde muy chico su sueño fue ser futbolista, pero en algún momento de su vida tuvo que dejar ese sueño a un lado y lo pospuso para otra vida. Creo que ahí es donde radica la relación del futbol en el sueño con mi vida, por la importancia que tiene ese deporte en la vida de mi padre, al que finalmente siempre he querido agradar con mis acciones. En estos sueños reflejo esa continua frustración en el intento por lograrlo. En el caso de mis compañeros de la infancia, ellos están relacionados con la etapa más difícil de mi vida, en que mi padre me presionaba fuertemente en cuanto a las calificaciones. Una época en que la situación económica de mi familia fue muy inestable que originó una gran cantidad de conflictos entre mis padres. La tensión de esa época crecía con el hecho de saber que perder la beca, que mantuve durante toda la primaria, hubiera significado salir de esa escuela, que no era de mi total agrado, pero hubiera significado perder algo de estabilidad en mi vida.

Y finalmente llegó el día en que no siento impedimento alguno (en el sueño) y puedo correr de una lado a otro sin dificultad, ¿porqué si estoy pasando por un bache en mi vida con esto del desempleo? La respuesta es: aceptación, que no hay que confundir con conformismo. Las circunstancias que nos afectan sin que nosotros las hayamos invocado, aparecen y no tiene sentido estarse lamentando de ellas. Ni los bancos que llaman para exigir los pagos pendientes, ni la amenaza de tener que regresar un auto pues no se han pagado las últimas mensualidades, ni el teléfono celular que sólo sirve como agenda por falta de pago, ni haber tenido que fallerle a tus amigos en el compromiso de rentar una casa juntos, ni el hecho de tener tus cosas dispersas en tres casas diferentes a consecuencia de una mudanza express, ni eso ni nada nos puede privar de lo único que se puede hacer para avanzar a pesar de los obstáculos: VIVIR.

viernes, noviembre 18, 2005

George Orwell (India, 1903-1950)

Fragmento del ensayo "Why I Write" (1947):

Putting aside the need to earn a living, I think there are four great motives for writing, at any rate for writing prose. They exist in different degrees in every writer, and in any one writer the proportions will vary from time to time, according to the atmosphere in which he is living. They are:

Sheer egoism. Desire to seem clever, to be talked about, to be remembered after death, to get your own back on the grown-ups who snubbed you in childhood, etc., etc. It is humbug to pretend this is not a motive, and a strong one. Writers share this characteristic with scientists, artists, politicians, lawyers, soldiers, successful businessmen -- in short, with the whole top crust of humanity. The great mass of human beings are not acutely selfish. After the age of about thirty they almost abandon the sense of being individuals at all -- and live chiefly for others, or are simply smothered under drudgery. But there is also the minority of gifted, willful people who are determined to live their own lives to the end, and writers belong in this class. Serious writers, I should say, are on the whole more vain and self-centered than journalists, though less interested in money .

Aesthetic enthusiasm. Perception of beauty in the external world, or, on the other hand, in words and their right arrangement. Pleasure in the impact of one sound on another, in the firmness of good prose or the rhythm of a good story. Desire to share an experience which one feels is valuable and ought not to be missed. The aesthetic motive is very feeble in a lot of writers, but even a pamphleteer or writer of textbooks will have pet words and phrases which appeal to him for non-utilitarian reasons; or he may feel strongly about typography, width of margins, etc. Above the level of a railway guide, no book is quite free from aesthetic considerations.

Historical impulse. Desire to see things as they are, to find out true facts and store them up for the use of posterity.

Political purpose -- using the word "political" in the widest possible sense. Desire to push the world in a certain direction, to alter other peoples' idea of the kind of society that they should strive after. Once again, no book is genuinely free from political bias. The opinion that art should have nothing to do with politics is itself a political attitude.

jueves, noviembre 17, 2005

David Alfaro Siqueiros (México, 1896-1974)

"En esta hora en que la agresión se torna más violenta, no hay hombre honrado que no sienta un llamado de su conciencia a oponerse al genocidio de un pueblo heróico que tiene la determinación de ser libre, y nadie tiene derecho en esta hora a negar su participación en la lucha por detener la agresión, ni a pretender justificarla... Opongamos nuestra voluntad a la guerra mundial. Detengamos al agresor en Vietnam."