Siempre será bueno tener amigos que traspasen las fronteras tangibles con los que se pueda pasear a través del camino impredescible del pensamiento.

viernes, agosto 31, 2007

La mano ausente

Ya no recuerdo el accidente o, más bien, prefiero no recordarlo, eso cada día es más intrascendente. El hospital, tampoco agradable recordarlo, pero lo viví más consciente, quizá por el miedo a perpetuar otro hueco en la memoria, quizá por las varias ocasiones y múltiples horas que pasé ahí. En un recuerdo fresco, el olor inconfundible del quirófano, varios doctores entrando y saliendo mientras los camilleros me “depositaban ahí” (me parece correcta esta acepción puesto que así lo vive uno), la instrumentista acomodando sus materiales, y en el fondo auditivo el disco “Hail to the thief” de Radiohead en el IPOD de uno de los residentes…

Días después fue que desperté a mi realidad incompleta frente al espejo, no sólo era la mano que me faltaba físicamente, me faltaba también vida en la mirada, en la expresión facial, en mis pasos, en mi voz, y en todo lo que hacía. Al principio creí, ingenuamente, que podría ocultarlo, me lo negaba o lo veía como algo transitorio, como un mal sueño. Pero el trabajo, la convivencia, la cena, el cine, en resumen: todo resultó afectado por la amputación. Yo me lamentaba una y otra vez, guardé mucho rencor hacia mí y, principalmente hacia la mano ausente que dolía, con punzadas cada día más fuertes en toda la palma. Un día tomé un cuchillo e intenté cortarla, dejé varias marcas en la mesa pero el dolor continuaba, y la mano ausente. Desesperado, jalé con tanta fuerza mis cabellos que los arranqué, con dicha mano. Seguramente un qualia nacido por esa añeja costumbre.

Quizá cuestión de tiempo, o más bien cuestión de costumbre, el dolor de la mano fue disminuyendo. Todavía estoy adecuándome a vivir así.

jueves, agosto 30, 2007

Javier Corcobado (28 Ago 07)

Firmamento

Lenta se llama mi vida.
Lenta, flemática luna.
Con el cielo cerca
arañando las caricias.

Salí de mi letargo,
pero siempre lento.
Amor es una canción.
Ebria es la primavera.

En una nube de colores
nunca vistos,
viajo con el firmamento
en mi boca.